Traducción. Subtítulos

Últimamente, se está poniendo de moda ver series y películas en versión original con subtítulos, y me parece algo fantástico, porque es una forma estupenda de hacer el oído a una lengua extranjera y uno puede aprender idiomas casi sin darse cuenta. Pero ¿sabes el curro que hay detrás de esas letras que aparecen en la parte baja de la pantalla? Mis estudios de traducción me han permitido adentrarme en este mundo mágico de los subtítulos, si a ti también te interesa, quédate y te cuento algunas cosillas.

En los últimos años, la traducción audiovisual (TA) ha ganado cierta relevancia. Las nuevas tecnologías nos permiten tener acceso a mucha información tanto nacional como internacional, multicultural y, por supuesto, multilingüe. La televisión y el cine son buenos ejemplos de la importancia de la comunicación audiovisual en nuestros días. La TA se hace, por lo tanto, imprescindible en este contexto de globalización de la sociedad multimedia actual, en el que estamos conectados permanente e instantáneamente con todo el mundo.

De todos los tipos de TA, entre los que se encuentran el doblaje o las voces superpuestas, la subtitulación es la más común, por ser la más rápida y menos costosa de llevar a cabo, al poder prescindir de actores de doblaje y de estudios de grabación. Pero está sometida a una serie de restricciones y limitaciones, ajenas a lo puramente lingüístico, que dificultan enormemente su desempeño. Por eso, esta disciplina ha sido incluida en lo que se denomina “Traducción subordinada”, que Mayoral, Kelly y Gallardo definieron en 1986 como el tipo de traducción de textos que están asociados a otros medios de comunicación, como imágenes, música o lengua oral, y en la que la tarea del traductor se ve limitada, o subordinada, por dichos medios (Roales, 2017).

Pero ¿qué son los subtítulos?

La RAE define al ‘subtítulo’, en segunda acepción, como “en una película, letrero que aparece en la parte inferior de la imagen, normalmente con la traducción o transcripción del texto hablado”. Se podría deducir que, según la RAE, ‘subtitulación’ sería la de poner subtítulos; curiosamente, la palabra ‘subtitulación’ no aparece en su diccionario.

Según Díaz Cintas y Remael (2007), la subtitulación se define como una práctica lingüística que consiste en ofrecer, generalmente en la parte inferior de la pantalla, un texto escrito que pretende dar cuenta de los diálogos de los actores, así como de aquellos elementos discursivos que forman parte de la fotografía (cartas, pancartas, etc.) o de la pista sonora (canciones, voces en off, etc.). Díaz Cintas (2003) indica también que los subtítulos deben estar sincronizados con la imagen y los diálogos y deben permanecer en pantalla el tiempo suficiente para que el espectador pueda leerlos.

En esta definición podemos apreciar dos restricciones importantes que limitan al traductor a la hora de subtitular, que son el espacio y el tiempo. Estas restricciones condicionan tanto el proceso de traducción, que para algunos la subtitulación ya no es un proceso de traducción, sino más bien de adaptación.

Clasificación de subtítulos

Muchos autores y especialistas en traducción han aportado algunas ideas para una clasificación de los subtítulos.

Jan Ivarsson presentó en 1992 una propuesta de clasificación en la que mezclaba parámetros lingüísticos y técnicos, entre otros, como el área de aplicación, el tipo de audiencia, habilidades necesarias de escritura y el tiempo (Liu, 2014). Para esos parámetros distinguió seis tipos diferentes de subtitulado: para cine y televisión, multilingüe, de teletexto, reducido, en tiempo real y para óperas, obras teatrales, conferencias, etc. Ivarsson realizó un esquema de su propuesta (Tabla 1), para una mejor compresión, en la que marcó con un signo ‘+’ el parámetro más relevante de cada tipo de subtítulo.

Tabla 1. Clasificación de Subtítulos de Ivarsson (1992).

Si la clasificación de Ivarsson parece complicada y precisa, Eduard Bartoll realizó en 2004 una clasificación aún más detallada. Enumeró nueve parámetros: espacio, presentación, localización, movilidad, opcionalidad, tiempo, producto audiovisual a subtitular, canal y color (Liu, 2014). Podemos ver su propuesta de clasificación en la Tabla 2.

Tabla 2. Clasificación de subtítulos de Eduard Bartoll (2004).

Ambas clasificaciones abarcan todos los tipos existentes en sus periodos correspondientes, pero fallan en ser demasiado meticulosas o exhaustivas, e incluso confuso. Según Dayan Liu (2014), una clasificación debe ser lo más simple posible y destacar las características más relevantes para poder cubrir todos los tipos existentes. Bajo estos principios básicos se pueden realizar dos distinciones: la clasificación tradicional y la nueva clasificación. Dentro de cada una de ellas se resumen los principales tipos de subtítulos, basados en distintos parámetros.

En la clasificación tradicional se podría dividir los subtítulos en dos grandes grupos, basándose en dos parámetros: los lingüísticos y los técnicos. Sin embargo, Díaz Cintas y Remael (2007) proponen algunos parámetros más de clasificación. Vamos a describirlos a continuación.

A) Parámetros lingüísticos

Es uno de los parámetros básicos, que han usado todos los autores que han intentado aportar sus perspectivas al tema de la clasificación de subtítulos. Dentro de este parámetro, los subtítulos pueden ser:

  • Intralingüísticos:

Los subtítulos son en el mismo idioma que el texto oral. Se suele usar para personas sordas o hipoauditivas, como método de aprendizaje de una lengua, para karaoke o para anuncios o noticias (Roales, 2017). También es usado para subtitular dialectos de un mismo idioma, solución muy práctica en China, donde existen más de cincuenta grupos étnicos, cada uno con su propio dialecto (Liu, 2014).

  • Interlingüísticos:

Estos subtítulos trasladan el mensaje del medio oral al escrito en un idioma diferente al original. Se suele usar para personas que no entienden el idioma original, o para personas sordas o dificultades auditivas.

  • Bilingües:

Los de este tipo muestran en pantalla los subtítulos en dos idiomas diferentes de forma simultánea. Suele suceder en países con dos o más lenguas oficiales, como Finlandia, Suiza o Bélgica. También se suelen usar en festivales de cine internacionales, en los que se subtitula en la lengua autóctona y en inglés. Este tipo de subtítulos supone un gran reto para el traductor, ya que se dispone de aún menos espacio que en los subtítulos normales.

  • Otros parámetros:

Cabe destacar a Georg-Michael Luyken (1990), que consideraba las oraciones como el criterio para medir algunos tipos de subtitulado. En su clasificación, Luyken divide los subtítulos en subtitulado tradicional y subtitulado simultáneo, el primero incluye el subtitulado en oraciones completas, oraciones reducidas y oraciones bilingües. El parámetro lingüístico no se limita al lenguaje, sino que se “complementa con el propósito que tienen los subtítulos para el transmisor” (Bartoll, 2004, p.57). Por este parámetro, y siguiendo la clasificación que desarrolló Christiane Nord en 1995, los subtítulos se dividen entre instrumentales y documentales. Los subtítulos instrumentales se asemejan a los interlingüísticos y suelen ser reducidos; y los documentales, en cambio, suelen ser una transcripción completa y tienen la funcionalidad y objetivo de los intralingüísticos (Liu, 2014).

B) Por tiempo disponible de preparación

Este parámetro define el tiempo del que dispone el traductor para realizar los subtítulos. Según Díaz Cintas y Remael (2007) obtenemos la siguiente clasificación:

  • Subtítulos offline o con preparación previa:

Los subtítulos se realizan antes de su emisión, con lo que el traductor dispone de un margen de tiempo suficiente para planificar y realizar su trabajo. Pueden ser reducidos o no reducidos.

  • Subtítulos online, en directo o en tiempo real:

Los subtítulos se realizan en el momento de la emisión, bien por ser un programa en directo o porque al traductor no se le ha facilitado una copia del vídeo previamente. Suele ser más común en intralingüística, aunque también se realiza de manera interlingüística. Y se pueden realizar mediante traducción humana o traducción automática.

C) Parámetros Técnicos

Después de los lingüísticos, los parámetros técnicos son un criterio importante para clasificar los subtítulos. La mayoría de los autores distingue entre subtítulos abiertos y cerrados. Bartoll (2004) utiliza el parámetro de opcionalidad (véase Tabla 2) para distinguirlos, ya que los abiertos no son opcionales para el espectador; y los cerrados, sí.

  • Abiertos:

Los subtítulos están incrustados en la imagen o proyectados sobre ella y no se pueden eliminar. El espectador no puede escoger. Pasa, por ejemplo, en el cine.

  • Cerrados:

El espectador puede decidir si activar los subtítulos o no. Suele proporcionar la posibilidad de escoger entre diferentes lenguas. Este es el caso de los DVD, Blu-ray o plataformas de contenidos bajo demanda como Netflix o HBO.

  • Otros parámetros técnicos:

La dicotomía entre subtítulos abiertos y cerrados no descarta la posibilidad de otros tipos relacionados con la tecnología, como la subtitulación de teletexto, en tiempo real o para ópera, obras teatrales o conferencias, que emplean tecnologías especiales para ello.

D) Método de proyección de los subtítulos

Díaz Cintas y Reamel (2007) proponen este parámetro de clasificación y presentan los siguientes métodos:

  • Subtitulación mecánica y térmica.
  • Subtitulación fotoquímica.
  • Subtitulación óptica.
  • Subtitulación láser.
  • Subtitulación electrónica.

E) Formato de distribución

Los subtítulos pueden variar dependiendo del medio en el que vayan a ser proyectados. La velocidad de lectura o la posibilidad de detener una película para releer un subtítulo hacen que los subtítulos de uno y otro medio puedan ser distintos (Roales, 2017). Se pueden encontrar distintos tipos dependiendo del canal de difusión: Cine, televisión, vídeo, VHS, DVD o Internet (Díaz Cintas y Remael, 2007).

La clasificación tradicional puede abarcar prácticamente todos los tipos de subtitulado. Todos los tipos siguen las líneas comentadas anteriormente o alguna combinación de ellas, ya que son parámetros muy generales. Pero la subtitulación y la TA están muy ligadas al desarrollo tecnológico, por lo que surgen nuevos criterios para clasificar la subtitulación, a lo que podríamos llamar la nueva clasificación (Liu, 2014).

Dentro de esta nueva clasificación, que bien podría ser un anexo de la tradicional, podríamos hablar de los siguientes tipos de subtitulación:

  • Sobretítulos:

Este tipo de subtitulado, que se usa generalmente en ópera, teatros y conferencias, sigue la mayoría de las convenciones que se aplican a la subtitulación. Se muestran en una pantalla LED sobre el escenario del teatro. Los subtítulos se desplazan de derecha a izquierda o estáticos en subtítulos de dos o tres líneas. Algunos teatros han instalado monitores más pequeños en la parte posterior de cada asiento del auditorio. Se les conoce como pantallas de título de respaldo y permiten que se proporcionen subtítulos en más de un idioma (Díaz Cintas y Remael, 2007).

  • Subtitulación amateur:

También conocido como fansub, la abreviatura de fan-subtitled, es una versión de una película, o programa de televisión, de habla extranjera, que ha sido traducido y subtitulado a otro idioma por fans (Liu, 2014).

Consideraciones técnicas.

El subtitulado no se basa solo en traducir, existe una serie de consideraciones técnicas que le son propias y que lo limitan. El traductor debe conocerlas para poder desarrollar su trabajo con éxito. Vamos a realizar un recorrido por ellas para conocerlas un poco mejor.

Guías de estilo y recomendaciones.

En la práctica de la subtitulación, todo traductor debería seguir una serie de normas para facilitar el trabajo extra que debe hacer el espectador al leer los subtítulos, para poder disfrutar del material audiovisual objeto de la subtitulación. Existen recomendaciones básicas que todo traductor debe conocer a la hora de subtitular.

“Los subtítulos han de estar sincronizados con la imagen y los diálogos, deben ofrecer un recuento semántico adecuado de los mismos y permanecer en pantalla el tiempo suficiente para que los espectadores puedan leerlos” (Díaz Cintas, 2012).

Pero aparte de las recomendaciones básicas y de las restricciones propias de esta disciplina están las guías de estilo que puede presentar cada cliente al traductor encargado de la subtitulación.

Como ejemplo, podemos hablar de la guía de estilo para subtítulos de la plataforma Netflix. En ella se estipula con detalle algunas condiciones básicas, como el número de caracteres por línea (42), tipo y color de la fuente a utilizar (Arial, blanco), número máximo de líneas de subtítulos que se muestran a la vez (dos) o la velocidad de lectura (17 caracteres por segundo en programas para adultos y 13 en programas para niños). Pero también se dan indicaciones de forma meticulosa sobre otros temas, como el uso correcto que ellos esperan de las cursivas, abreviaturas, acrónimos, números, nombres propios, cómo representar los diálogos o incluso alguna que otra exigencia sobre puntuación, como la prohibición del uso del punto y coma, o no mostrar juntos los signos de exclamación e interrogación.

Restricciones espaciales y temporales

Tanto las condiciones espaciales como las temporales pueden variar ligeramente de un país a otro, y de una empresa a otra. Vamos a presentar las más comunes y significativas, según Díaz Cintas (2012).

  • Restricciones espaciales:
  • Los subtítulos se colocan en la parte inferior de la pantalla, a menos que en esa parte de la pantalla haya información visual imprescindible.
  • Un subtítulo no debe extenderse más allá de las dos líneas.
  • Al representar diálogos, se reserva una línea para cada uno de los personajes.
  • De forma general, cada línea cuenta con entre 28 y 40 caracteres. Lo más frecuente es 37, aunque ya hemos visto que Netflix permite 42; otras compañías, como la BBC, manejan de 32 a 34 caracteres.
  • En el cómputo de caracteres cada consonante o vocal cuenta un espacio al igual que los diferentes signos ortográficos (comas, signos de interrogación, etc.).
  • Restricciones temporales:
  • Todo subtítulo debería entrar y salir de pantalla en sincronía con el diálogo de los actores, aunque a veces se permite cierto grado de asincronía, cuando hay una gran carga léxica.
  • Un subtítulo de una línea permanece en pantalla unos tres segundos, y uno de dos líneas no debería mantenerse más de seis segundos.
  • La duración mínima de un subtítulo en pantalla es de un segundo, y en estos casos el contenido de dicho subtítulo debe ser corto, para que al espectador le dé tiempo de leerlo.
  • La duración máxima de un subtítulo en pantalla es de seis segundos, para evitar que el espectador vuelva a leerlo.

La lingüística de la subtitulación

Como he comentado anteriormente, la subtitulación representa una variación lingüística que requiere una atención especial por parte del traductor debido a la dificultad que supone. Por supuesto, el objetivo es que la traducción sea lo más fiel posible al original, para que la reacción del público de la lengua meta sea la misma que la del público de la lengua origen. A continuación, facilitaremos una serie de técnicas que pueden ayudar a alcanzar este objetivo.

Técnicas de reducción de textos

Cuando el traductor se encuentra frente a una gran carga léxica, es imposible realizar una transcripción del texto original, porque las restricciones espaciales y temporales lo impiden y porque si se hiciera, se saturaría al espectador con tanto texto y no disfrutaría del producto audiovisual de plenamente.

Por ello existen algunas técnicas para reducir el contenido del discurso para poder subtitularlo sin perder sentido. Según Acosta (2017), en caso de que fuera necesario, se puede suprimir lo siguiente:

  • Nombres propios de los personajes.
  • Repeticiones de palabras.
  • Interjecciones.
  • Verbos performativos que describen una acción y, a la vez, equivalen al cumplimiento de esta acción (te digo que…, insisto en que…)
  • Redundancias fruto de la simultaneidad texto-imagen.
  • Conectores.
  • Modalizadores (a mí me parece que…, si quieres que te diga lo que pienso…)
  • Muletillas.

No obstante, en algunos casos el uso de estas técnicas puede resultar insuficiente para acortarlo y pensamos que es oportuno añadir que el traductor puede hacer uso de otros recursos como la traducción creativa, o transcreación, para transmitir el sentido de una forma completamente distinta y ocupando con menos caracteres.

Cohesión y coherencia lingüísticas

Aunque la actividad de subtitulación esté limitada por las restricciones y limitaciones propias de la disciplina, se debe tener en cuenta que es importante la producción de un texto traducido coherente y bien cohesionado. Para ello, hay que considerar una serie de convenciones formales de tipografía y ortografía. Según Díaz Cintas (2012), estas son las que tienen un nivel más alto de aceptación entre los profesionales del medio:

  • Se emplea el punto para indicar que un subtítulo ha acabado.
  • Es incorrecto y desaconsejable deshacerse de signos de puntuación inherentes a la naturaleza del idioma, como los signos de apertura de interrogación y exclamación en español.
  • Las pausas, omisiones o interrupciones en el discurso oral de un personaje se indican con puntos suspensivos.
  • Cuando nos encontramos con un diálogo en un subtítulo, usamos el guión (-) al principio de la segunda línea, que corresponde a lo que dice el segundo personaje.
  • Las mayúsculas se utilizan únicamente para traducir el título del programa o para traducir textos que aparecen escritos en mayúscula en el original: titulares de periódico, pancartas, etc.
  • Se usa la cursiva para las voces procedentes de un televisor o una radio, las voces de personajes que están fuera de plano, los títulos de películas o libros, la traducción de canciones y para los términos en un idioma extranjero.
  • Se usan más las comillas dobles (“ ”) y no las angulares (« ») y se emplean para citas o para resaltar el valor de ciertas palabras o expresiones, como apodos, incorrecciones gramaticales, o juegos de palabras.

Díaz Cintas (2012) también nos recuerda algunas consideraciones lingüísticas más, que se deben tener en cuenta:

  • Es aconsejable el uso de abreviaturas y símbolos que puedan ser conocidos por los espectadores.
  • Los números se escriben del uno al nueve en letras, y a partir del diez en dígitos.
  • No es imprescindible usar todos los espacios de una línea antes de saltar a la siguiente. Hay que respetar las unidades gramaticales para facilitar la comprensión del mensaje.
  • La reducción del discurso es una característica propia de la subtitulación, debido a que la recepción del discurso hablado es más rápida que la lectura, con lo que hay que saber seleccionar lo importante del mensaje, sin olvidar el tono y el registro lingüístico del original.
  • Es conveniente perseguir la máxima adecuación con respeto a los matices idiomáticos y las referencias culturales del original.
  • Los textos que aparezcan en la imagen y las canciones deben ser subtitulados.

Segmentación y cortes de línea

Como regla general, se debe cambiar un subtítulo cuando haya un cambio de escena, cuando haya insertos, pausas o cortes. En cuanto al corte de este, no se deben dividir palabras, no se deben dejar al final de una línea: artículos, preposiciones, conjunciones, verbos auxiliares, adverbios, adjetivos antepuestos, verbos modalizadores y verbos sin su OD u OI. Debemos crear unidades con sentido y respetar los textos poéticos y las canciones (Idba, 2016).

Karamitroglou (1997) señala que es mejor segmentar un subtítulo largo de una línea en uno de dos líneas, porque el cerebro de los espectadores hace que un subtítulo de dos líneas parezca más voluminoso y, como resultado, acelere el proceso de lectura. También sostiene que la segmentación se debe realizar en el nivel más alto de los constituyentes sintácticos, ya que, a mayor jerarquía de los constituyentes, más completa será la información que se le presente al cerebro.

Lo ideal, según Karamitroglou (1997), es que la línea de arriba y la de abajo de un subtítulo sean lo más proporcional posible, porque el ojo humano está más acostumbrado a leer texto en formato rectangular que en triangular.

Entonces, según los principios de Karamitroglou, la segmentación es un compromiso entre la sintaxis y la geometría. La primera pone énfasis en el flujo natural de la lógica de las oraciones y la segunda favorece la lectura del subtítulo en la forma tradicional en la que se presentan los textos. Pero puestos a escoger en una situación real, es recomendable sacrificar la segmentación geométrica.

Siguiendo la norma de la sintaxis de Karamitroglou, se puede decir también que no se permiten más de dos oraciones por subtítulo, debiendo ocupar una línea cada una.

Wadi (2016) presenta varios ejemplos prácticos para hacer comprender mejor la tesis de Karamitroglou. Presentamos aquí uno de ellos:

En la oración original “nunca hizo las preguntas correctas, Damián”, podemos presentar el subtítulo de esta manera:

Nunca hizo las preguntas
correctas, Damián.

Apreciamos que el flujo de lectura al llegar al elemento “preguntas” tiene un incremento de la carga cognitiva, ya que debemos buscar el próximo elemento para completar el sentido, “correctas”. Sin embargo, si subtitulamos en función de los constituyentes más altos, el resultado sería diferente:

Nunca hizo
las preguntas correctas

Se aprecia la forma triangular descrita anteriormente y la mayor fluidez de la lectura del texto.

 

Hasta aquí la parte técnica del tema subtítulo, como ves hay mucha miga. Si has llegado hasta aquí, te doy las gracias, porque el post me ha quedado un pelín largo. Y eso que, como imaginarás, la cosa no acaba aquí. Aún no he hablado de los retos que supone la traducción de subtítulos.

Retos como la traducción de dialectos, sociolectos e idiolectos, la traducción de los referentes culturales, la traducción de canciones o, quizá lo más difícil, la traducción del humor. Y es que la creatividad desempeña un papel fundamental en la subtitulación.

 

 

 

Si quieres conocer más sobre el tema, te dejo aquí mis fuentes:

Acosta, L. (2017). Normas de subtitulación: conocimientos que pueden valer un empleo en Netflix. Revista Digital INESEM. Recuperado de: https://revistadigital.inesem.es/idiomas/normas-subtitulacion/

Bartoll, Eduard. (2004). Parameters for the classification of subtitles. In Pilar Orero (ed.), Topics in Audiovisual Translation (pp.53-60). Amsterdam/Philadelphia: John Benjamins Publishing Company.

Bartrina, F., Corrius Gimbert, M., Espasa Borràs, E. y Pujol Tubau, M. Subtitulación. Estrategias, convenciones y criterios de calidad. Vic: Universitat de Vic/Universitat Oberta de Catalunya.

Díaz Cintas, J. (2001). “Sex, (sub)titles and videotapes” en Lourdes Lorenzo García & Ana María Pereira Rodríguez (eds.). Traducción subordinada II: el subtitulado (inglés – español/galego). Vigo: Universidad de Vigo, pp. 47-67.

Díaz Cintas, J. (2003). Teoría y práctica de la subtitulación: inglés-español. Barcelona: Ariel.

Diaz-Cintas, J. y Remael, A. (2007). Audiovisual Translation: Subtitling. Nueva York.: St. Jerome Publishing.

Díaz Cintas, J. (2009). Introduction – Audiovisual Translation: An Overview of its Potential. New Trends in Audiovisual Translation (pp.1-18). Bristol: Multilingual Matters.

Diaz-Cintas, J. (2012). Los subtítulos y la subtitulación en la clase de lengua extranjera. Abehache, Revista da Associação Brasileira de Hispanistas. 2. pp. 95-114.

Idba. (2016). Reglas para una buena subtitulación. La lengua, esa gran desconocida. Recuperado de: https://lalenguaesagrandesconocida.wordpress.com/2016/06/07/reglas-para-una-buena-subtitulacion/ https://lalenguaesagrandesconocida.wordpress.com/2016/06/07/reglas-para-una-buena-subtitulacion/

Ivarsson, J. (1992). Subtitling for the media: A Handbook of an Art. Estocolmo: Transedit

Ivarsson, I. y Carroll, M. (1998). Code of Good Subtitling Practice. European Association for Studies in Screen Translation: Recuperado de: https://enlalunadebabel.files.wordpress.com/2012/05/reglas_subtitulacic3b3n.pdf

Haz clic para acceder a reglas_subtitulacic3b3n.pdf

Karamitroglou, F. (1997). A proposed Set of Subtitling Standards in Europe. Translation Journal. Recuperado de: https://translationjournal.net/journal/04stndrd.htm

Liu, D. (2014). On the classification of Subtitling. Journal of Language Teaching and Research, Vol. 5, No. 5, pp. 1103-1109.

Luyken, G.M. (1990). Language conversion in the audiovisual media: a growth area with new technical applications and professional qualifications. Translating and the Computer 10. Aslib. pp. 136-147.

Raphaelson-West, D. (1989). On the feasibility and strategies of translating humour. Meta 34(1), pp. 128-141.

Real Academia Española. (2001). Subtítulo. En Diccionario de la lengua española (22.ade.). Recuperado de: https://dle.rae.es/?id=Yb46mhL

Roales, A. (2017). Técnicas para la Traducción Audiovisual: subtitulación. Madrid. Escolar y Mayo. Colección Babélica.

Wadi, M. (2016). Los secretos de la segmentación de subtítulos. Traductores Audiovisuales de la Argentina. CTPCBA. Recuperado de: http://tavargentina.com/2016/10/segmentacion-de-subtitulos/

Zabalbeascoa, P. (1997). “Dubbing and the nonverbal dimension of translation” en Fernando Poyatos (ed.). Nonverbal Communication and Translation. Amsterdam y Filadelfia: John Benjamins, pp. 327-342.

Author: FranCastillo
Ingeniero Téc. Informático y Traductor. Escritor y cineasta.

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