
El avance de las nuevas tecnologías nos ha permitido evolucionar en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. La interpretación es uno de ellos, y desde los años setenta es posible realizar este servicio incluso si el intérprete no se encuentra de forma presencial. La formación profesional universitaria de interpretación se ofrece desde 1930 (en España desde 1973), aunque la profesión existe desde las civilizaciones antiguas. No es, entonces, de extrañar que en 2016, cuando Pozo y Campillo realizaron su estudio La interpretación telefónica y su práctica profesional (2016), aún no hubiera suficientes universidades que ofrecieran estudios de interpretación telefónica en sus grados de traducción e interpretación.
Afortunadamente, eso ha cambiado, porque esta modalidad de interpretación de enlace varía bastante de la que cualquier profesional de este ámbito puede desarrollar de forma presencial. Requiere de otras aptitudes y habilidades que el intérprete debe dominar antes de enfrentarse a este tipo de actividad. Nos encontramos ante un nuevo rol de intérprete que se ha ido desarrollando a medida que la tecnología evolucionaba y para el que los profesionales deben ser formados. Debido a la falta de información visual, el intérprete carece de la comunicación no verbal de los interlocutores, con lo que debe valerse de su intuición para poder anticiparse, como indican Pozo y Campillo (2016). Además, en la modalidad de llamada a tres, en la que cada participante está en una ubicación diferente, o en la parcial, en la que el intérprete se encuentra solo con uno de los clientes, el profesional debe tomar la función de moderador para que se respeten los turnos de palabra y los usuarios del servicio de interpretación no se interrumpan entre ellos. «El ejercicio de coordinación realizado por el intérprete en la interacción telefónica se suma en cada caso al de la traducción» (Díaz, 2014), junto al esfuerzo de memoria, de toma de notas, etc.
En la modalidad de videoconferencia, al tener el factor visual, el rol de moderador se suaviza un poco, pero al estar usando tecnología más compleja, se incrementa la necesidad de ciertas habilidades técnicas para dominar los dispositivos e incluso de poder explicar su funcionamiento a los clientes en el momento de las presentaciones, si es necesario, para que no haya contratiempos.
Por todo esto, es necesario que los intérpretes reciban la formación necesaria durante sus estudios en la universidad, que es lo ideal y ya se está realizando, o de forma adicional como curso de formación por las empresas proveedoras de este tipo de servicios, como es el caso de Interpret Solutions o Dualia.
Referencias
Braun, S. (2015). Remote Interpreting. In Mikkelson, H. y Jourdenais, R. (Eds.) (2015). Routlege Handbook of Interpreting. London/New York: Routledge.
Pozo, M., Campillo, L. (2016). La interpretación telefónica y su práctica profesional. Estudio de caso sobre dos empresas proveedoras del servicio en España. Universidad de Vigo. Sendebar. ISSN-e 2340-2415. N° 27. 2016. Pp. 73-95.
Torres, M. G. (2014). La interpretación telefónica. El intérprete como coordinador: estudio de unas interacciones telefónicas. Universidad de Málaga. En La traductología en Brasil (2). Mutatis Mutandis. Vol. 7, N° 2. 2014. Pp. 401-417.