
Lo primero que debes saber sobre este libro es que es la segunda parte de una trilogía. No, espera. Lo primero que debes saber es que esta novela es muy buena y debes leerla. Eso es. Lo segundo es que esta novela es la segunda parte de otra que se titula No mentirás, casualmente del mismo autor ;-P. Así que, si no has leído la primera parte, te recomiendo que dejes este artículo aquí un momento y vayas a leerla, porque merece la pena hacerlo y porque sin ella no disfrutarás igual de esta que tenemos entre manos. Además, es muy difícil hablar de No robarás sin hacer spoilers de No mentirás.
Vale, pues la tercera cosa que debes saber es que su autor, Blas Ruíz Grau, es un hijoputa que te va a dejar con ganas de cogerlo del cuello y apretar fuerte, como Homer Simpson hace con Bart, cuando acabes de leer la historia, porque tras estos dos libros, estarás muy enganchado y tendrás síndrome de abstinencia hasta que salga la tercera.
Blas, tío, ¿por qué nos haces esto?
Vale, te cuento la sinopsis:
¿Pensabas que todo había acabado? Han pasado siete años desde los crímenes de Mors y el asesino cumple condena en un hospital psiquiátrico penitenciario, donde ha tenido tiempo suficiente para pensar y perfeccionar el plan que no pudo completar. Hasta que logra burlar todas las medidas de seguridad y escaparse de la cárcel.
¿Que no habría más muertes? Cuando el policía Nicolás Valdés recibe la noticia de la fuga, sabe que solo él podrá atrapar de nuevo al psicópata. Lo que no se imagina es que sus peores pesadillas están a punto de convertirse en realidad: esta vez, él mismo está en su punto de mira… Si creías que ibas a poder dejar de leer… te equivocabas.
Pues eso, Fernando Lorenzo, el «Mutilador de Mors», se ha escapado del Hospital Psiquiátrico Penitenciario de Foncalent, Alicante, y quiere poner en marcha el plan que ha estado trazando durante siete años, mientras estaba atado a una silla. Se desplaza a Madrid y la pesadilla vuelve a comenzar.
Para intentar pararle los pies, encontramos a unos inspectores Nicolás Valdés y Alfonso Gutiérrez, que ya se enfrentaron a él en Mors, mucho más maduros y experimentados. También descubrimos a Sara Garmendia, la Inspectora jefe de la Sección de Análisis de la Conducta, que les ayudará de una forma increíble con el perfil criminal de Fernando.
Me ha gustado mucho poder conocer un poco mejor qué pasa por la cabeza de un psicópata asesino del calibre de Fernando Lorenzo, pero sobre todo me ha encantado ver la evolución de Nicolás y de Alfonso. Les cogí cariño en No mentirás y creo que el autor ha hecho un buen trabajo con estos personajes en esta segunda parte.
La novela comienza con un buen ritmo y va cogiendo fuerza a medida que van apareciendo cadáveres, que cada vez presentan más crueldad. Los inspectores y todo su equipo hacen lo posible por dejar de seguirle la pista al asesino y empezar a adelantarse a sus movimientos, pero parece que siempre van un paso por detrás de él. Parece que se esté riendo de ellos.
En definitiva, una segunda parte a la altura de la primera, con un final que te deja roto por la mitad y con ganas de matar a Blas. Está claro que se ha guardado un as en la manga y que aún tiene mucho que contar en la esperada tercera parte, que no sé cuándo saldrá. Tendremos que estar muy pendientes de lo que va haciendo este escritor.